Podría quedarme hablando de varios momentos en los que posiblemente haya nacido mi pasión por la cámara (y todo lo que conlleva), pero solo recuerdo genuinamente un momento en el que mi corazón y el lente se sincronizaron en un clic.
Say Whisky! |
Mi pasión por la fotografía puede que haya nacido el primer día que tuve contacto con el mar (fue en el Tayrona, en la hermosa ciudad de Santa Marta) y tuve la tremenda obsesión de capturar de la manera más precisa aquella inconmensurable masa de agua y, a pesar de todos mis esfuerzos, no había foto que se le pareciese a la inmensidad que me transmitía. Ese fue el día en el que conocí las limitaciones de la cámara y, aunque suene arbitrario, fue ese día en que se encendió la chispa, el día en que nació la terquedad de transmitir de la manera más precisa y auténtica todo aquello que me producían los lugares a los que visitaba.
Playa de Santa Marta, Colombia. 2011 |
Y luego, muchos años después de mi primer encuentro con aquella inmensa extensión de agua, esta pasión en lugar de irse consumiendo ha ido creciendo más y más.
Desde allí puedes verme en muchas fotos… eso sí, todas con la cámara tapando la mitad de mi rostro… Con sonrisa tímida, posando e incluso acompañada: Yo detrás del lente.
Aunque, después de cada aventura mi tarjeta SD siempre termine llena, paradójicamente, de los viajes soy la que menos fotos propias tiene… Siempre le tomo fotos a todos en diferentes ángulos y conceptos; sin embargo, lo peor de todo no es no tener fotos decentes de esos viajes, lo peor es que esas personas que sí las tienen nunca me dan crédito por ellas… Ahora que lo pienso, ya es hora de empezar a cobrar.
Mi primer viaje transatlántico
Sí que sí, durante los primeros 19 años de mi vida realicé innumerables viajes a lugares hermosos de mi país, Colombia; incluso fui turista en mi propia ciudad, Medellín, y conocí, sin buscarlo, lugares y personas que solo llegaron a mí a través del visor de mi cámara y que congelé con ayuda del obturador.
Parroquia Nuestra Señora del Carmen. El Carmen de Atrato, Chocó. Colombia. 2017 |
Atardeceres reflejados. Medellín, Colombia. 2015 |
Reflejos. Jardín, Colombia. 2016 |
Sin embargo, la gran aventura de mi vida comenzó apenas hace cinco meses cuando tuve mi primer vuelo de más de cinco horas, un vuelo que me llevaría al otro lado del atlántico a explorar continente de sueños cumplidos: Europa. Un viaje que, con una parada de cinco días en Madrid, tendría como destino final a la ciudad de Pamplona, en España. El viaje aún no ha tenido retorno: aún estoy en ese viaje y con mis ojos de turista voy fotografiando todo aquello que quiero que la gente conozca.
Vistas a Madrid de noche. Madrid, España. 2018 |
Casco antiguo. Pamplona, España. 2018 |
Algunas veces, es necesario darlo todo en miras de conseguir la imagen ideal. Madrid, España. 2018 |
No importa el lugar ni lo que se requiera (siempre y cuando no atente contra la seguridad). Salto del Nervión, España. 2018 |
Mi Canon T6i (y unos cómodos zapatos deportivos) me acompañan para poder recostarme plácidamente en la grama o en el concreto a tomar las fotografías que me pidan, bien sean las personas que me acompañan o mi corazón de fotógrafa aficionada.
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